TRASTORNO DE LA LECTURA
El trastorno específico de la lectura (Dislexia) se caracteriza por un
deterioro de la capacidad para reconocer palabras, lectura lenta e insegura y
escasa comprensión. Ello no es debido a factores como la baja inteligencia o a deficiencias
sensoriales significativas. Con frecuencia, viene acompañada de otras
alteraciones en la expresión escrita, el cálculo o algún otro tipo de trastorno
de la comunicación.
Históricamente se han utilizado distintos nombres para calificar a estas discapacidades lectoras, tales como “dislexia”, “alexia”, “incapacidad lectora”, “lectura en espejo”, etc.
El término Dislexia se sigue utilizando para describir un síndrome de incapacidad lectora que incluye deficiencias verbales, cognitivas y lateralidad mal definida. No obstante, hay todavía un gran debate acerca de la validez diagnóstica e independiente del trastorno disléxico. Algunos autores niegan la existencia del trastorno mientras que otros consideran que existe una continuidad sin límites claros entre la dificultad severa para la lectura y la normalidad. En este segundo caso se prefiere utilizar como alternativa al término dislexia, el de Trastorno Especifico de la Lectura.
Otro problema en el tratamiento de los problemas lectores lo constituye la variabilidad de manifestaciones dentro del colectivo, donde podemos distinguir varios grupos. En un primer grupo se situan aquellos niños que pueden comprender bien una explicación oral, aunque no un texto escrito con los mismos contenidos (serian capaces de comprender si pudieran reconocer y leer las palabras correctamente). Este grupo sería al que tradicionalmente se ha llamado disléxico. En un segundo grupo estarían los niños que leen mal las palabras y que manifiestan problemas de comprensión tanto escritas como orales (a diferencia del primer grupo). En este caso se suele hablar de retraso lector general.
Finalmente, se han identificado otros niños que pueden manifestar dificultades en la comprensión aunque leen (decodifican) bien las palabras. Se trata del colectivo de niños hiperléxicos, los cuales son capaces de leer bien pero no lo comprenden. Este grupo es menos frecuente que los anteriores y suele asociarse generalmente a una manifestación de un cuadro patológico más serio.
Hechas estas matizaciones se exponen a continuación los criterios diagnósticos para el Trastorno específico de la Lectura según el DSM-IV.
Históricamente se han utilizado distintos nombres para calificar a estas discapacidades lectoras, tales como “dislexia”, “alexia”, “incapacidad lectora”, “lectura en espejo”, etc.
El término Dislexia se sigue utilizando para describir un síndrome de incapacidad lectora que incluye deficiencias verbales, cognitivas y lateralidad mal definida. No obstante, hay todavía un gran debate acerca de la validez diagnóstica e independiente del trastorno disléxico. Algunos autores niegan la existencia del trastorno mientras que otros consideran que existe una continuidad sin límites claros entre la dificultad severa para la lectura y la normalidad. En este segundo caso se prefiere utilizar como alternativa al término dislexia, el de Trastorno Especifico de la Lectura.
Otro problema en el tratamiento de los problemas lectores lo constituye la variabilidad de manifestaciones dentro del colectivo, donde podemos distinguir varios grupos. En un primer grupo se situan aquellos niños que pueden comprender bien una explicación oral, aunque no un texto escrito con los mismos contenidos (serian capaces de comprender si pudieran reconocer y leer las palabras correctamente). Este grupo sería al que tradicionalmente se ha llamado disléxico. En un segundo grupo estarían los niños que leen mal las palabras y que manifiestan problemas de comprensión tanto escritas como orales (a diferencia del primer grupo). En este caso se suele hablar de retraso lector general.
Finalmente, se han identificado otros niños que pueden manifestar dificultades en la comprensión aunque leen (decodifican) bien las palabras. Se trata del colectivo de niños hiperléxicos, los cuales son capaces de leer bien pero no lo comprenden. Este grupo es menos frecuente que los anteriores y suele asociarse generalmente a una manifestación de un cuadro patológico más serio.
Hechas estas matizaciones se exponen a continuación los criterios diagnósticos para el Trastorno específico de la Lectura según el DSM-IV.
TRASTORNO DE LAS
HABILIDADES FENOLOGICAS
Al igual que sucede con la dislexia se plantea el problema de delimitar
a los sujetos que presentan un trastorno de la escritura. En primer lugar nos
encontramos con niños que muestran dificultad para escribir palabras con buena
expresión oral; en segundo lugar, niños que escriben incorrectamente las
palabras y que tienen dificultades en la expresión oral, y, en tercer lugar,
niños que escriben correctamente las palabras y que tienen dificultad en la
expresión oral.
Los problemas con la escritura se pueden presentar a dos niveles: en la escritura con palabras o en la redacción-composición, aludiendo a problemas en los niveles superiores de organización de ideas para la composición escrita.
Estas dificultades para la escritura de palabras pueden estar originadas por problemas en las rutas fonológicas (ruta indirecta, no léxica, que utiliza la correspondencia fonema-grafema para llegar a la palabra escrita) en palabras desconocidas y pseudopalabras, o en las rutas léxicas (llamadas también ortográficas, directas o visuales, que utilizan el almacén léxico-ortográfico, en el que se encuentran almacenadas las representaciones ortográficas de las palabras procesadas con anterioridad).
En la redacción, los problemas pueden estar causados por la incapacidad de generar ideas, de organizarlas coherentemente o escribir utilizando correctamente las reglas gramaticales. Por último pueden presentarse problemas motores debidos a una deficiente coordinación visomotora que impide la realización de movimientos finos o problemas en los programas motores responsables de la realización de letras.
La Escritura es, por tanto, una conducta muy compleja y en la que intervienen diferentes procesos y estructuras mentales, pero también factores de tipo emocional. Este complejidad ha propiciado el uso de diferentes nombres para agrupar las diversas manifestaciones del trastorno aunque guardan entre ellas una estrecha relación.
Los problemas con la escritura se pueden presentar a dos niveles: en la escritura con palabras o en la redacción-composición, aludiendo a problemas en los niveles superiores de organización de ideas para la composición escrita.
Estas dificultades para la escritura de palabras pueden estar originadas por problemas en las rutas fonológicas (ruta indirecta, no léxica, que utiliza la correspondencia fonema-grafema para llegar a la palabra escrita) en palabras desconocidas y pseudopalabras, o en las rutas léxicas (llamadas también ortográficas, directas o visuales, que utilizan el almacén léxico-ortográfico, en el que se encuentran almacenadas las representaciones ortográficas de las palabras procesadas con anterioridad).
En la redacción, los problemas pueden estar causados por la incapacidad de generar ideas, de organizarlas coherentemente o escribir utilizando correctamente las reglas gramaticales. Por último pueden presentarse problemas motores debidos a una deficiente coordinación visomotora que impide la realización de movimientos finos o problemas en los programas motores responsables de la realización de letras.
La Escritura es, por tanto, una conducta muy compleja y en la que intervienen diferentes procesos y estructuras mentales, pero también factores de tipo emocional. Este complejidad ha propiciado el uso de diferentes nombres para agrupar las diversas manifestaciones del trastorno aunque guardan entre ellas una estrecha relación.
a) Disgrafía
Se utiliza para designar el trastorno de la escritura que afecta a la forma o al contenido y la manifiestan niños que no presentan problemas intelectuales, neurológicos, sensoriales, motores, afectivos o sociales.
Como características disgráficas se señalan dos tipos de síntomas relacionados. Los primeros, denominados signos secundarios globales, comprenden la postura inadecuada, soporte incorrecto del instrumento (lápiz, bolígrafo, etc.), mala presión del mismo o velocidad de escritura excesivamente rápida o lenta. Por otra parte, los síntomas específicos, ponen su atención en elementos del propio grafismo como gran tamaño de las letras, letras inclinadas, deformes, excesivo espaciado entre letras o muy apiñadas, enlaces indebidos entre grafemas, letras irreconocibles y, en definitiva, texto de difícil comprensión.
Para el establecimiento del diagnóstico de la disgrafía es necesario tener en cuenta el factor edad, dado que este trastorno no empieza a manifestarse hasta después de haber iniciado el período de aprendizaje (después de los 6-7 años). No es adecuado el diagnóstico si se realiza antes de la edad indicada.
b) Disortografía
Se trata de una dificultad en la escritura cuya característica principal es un déficit específico y significativo de la ortografía normalmente asociada los trastornos lectores.
Cuando la disortografía aparece como déficit específico en ausencia de antecedentes de un trastorno específico de la lectura, no siendo explicado su origen por un bajo nivel intelectual ni problemas de agudeza visual o escolarización inadecuada se denomina trastorno específico de la ortografía.
La disortografía presenta distintos niveles de gravedad que oscilan entre uno leve y otro grave. El grado leve se manifiesta por omisión o confusión de artículos, plurales, acentos o faltas de ortografía debido a desconocimiento o negligencia en las reglas gramaticales. Se considera grave cuando existen dificultades relacionadas con la correspondencia fonema-grafema y aparecen errores de omisión, confusión y cambio de letras, sílabas, palabras, adiciones y sustituciones.
Se utiliza para designar el trastorno de la escritura que afecta a la forma o al contenido y la manifiestan niños que no presentan problemas intelectuales, neurológicos, sensoriales, motores, afectivos o sociales.
Como características disgráficas se señalan dos tipos de síntomas relacionados. Los primeros, denominados signos secundarios globales, comprenden la postura inadecuada, soporte incorrecto del instrumento (lápiz, bolígrafo, etc.), mala presión del mismo o velocidad de escritura excesivamente rápida o lenta. Por otra parte, los síntomas específicos, ponen su atención en elementos del propio grafismo como gran tamaño de las letras, letras inclinadas, deformes, excesivo espaciado entre letras o muy apiñadas, enlaces indebidos entre grafemas, letras irreconocibles y, en definitiva, texto de difícil comprensión.
Para el establecimiento del diagnóstico de la disgrafía es necesario tener en cuenta el factor edad, dado que este trastorno no empieza a manifestarse hasta después de haber iniciado el período de aprendizaje (después de los 6-7 años). No es adecuado el diagnóstico si se realiza antes de la edad indicada.
b) Disortografía
Se trata de una dificultad en la escritura cuya característica principal es un déficit específico y significativo de la ortografía normalmente asociada los trastornos lectores.
Cuando la disortografía aparece como déficit específico en ausencia de antecedentes de un trastorno específico de la lectura, no siendo explicado su origen por un bajo nivel intelectual ni problemas de agudeza visual o escolarización inadecuada se denomina trastorno específico de la ortografía.
La disortografía presenta distintos niveles de gravedad que oscilan entre uno leve y otro grave. El grado leve se manifiesta por omisión o confusión de artículos, plurales, acentos o faltas de ortografía debido a desconocimiento o negligencia en las reglas gramaticales. Se considera grave cuando existen dificultades relacionadas con la correspondencia fonema-grafema y aparecen errores de omisión, confusión y cambio de letras, sílabas, palabras, adiciones y sustituciones.
Hasta
hace poco se creía que las deficiencias en escritura no se
presentaban en ausencia de untrastorno de la lectura, ahora se sabe y se efectúa el diagnóstico
diferencial.
El DSM-IV-TR (2.000) agrupa las dificultades de escritura bajo la denominación de “Trastorno de la expresión escrita”, si bien, no hace una diferencia explícita entre trastornos disgráficos y disortográficos.
A continuación se exponen los criterios diagnósticos:
El DSM-IV-TR (2.000) agrupa las dificultades de escritura bajo la denominación de “Trastorno de la expresión escrita”, si bien, no hace una diferencia explícita entre trastornos disgráficos y disortográficos.
A continuación se exponen los criterios diagnósticos:
TRASTORNO POR
LESIONES CEREBRALES TEMPRANAS
Plasticidad
cerebral se
refiere a la adaptación que experimenta el sistema nervioso ante cambios en su
medio externo e interno, además puede reflejar la adaptación funcional del
cerebro para minimizar los efectos de las lesiones estructurales y funcionales.
La existencia del fenómeno de recuperación funcional, después del daño
cerebral, es conocida empíricamente desde hace siglos. Los conceptos y modelos
elaborados para explicar la restauración del sistema nervioso son más
recientes. Se puede considerar al siglo XIX como el inicio de la evolución de
los conocimientos morfológicos y funcionales del cerebro. Los descubrimientos
más notables en cierta medida están en razón del progreso técnico que ofrecen
nuevos métodos para la investigación; los cuales han tenido su mayor expresión
en los últimos 50 años, en donde las neurociencias con base científica más
precisa han permitido el desarrollo de conceptos y modelos teóricos de gran
importancia para el conocimiento de las funciones cerebrales que han
contribuido a la curación de múltiples padecimientos neurológicos.
La
parálisis cerebral es un conjunto de trastornos del movimiento y postura que
comparten las siguientes características:
• La lesión ocurre en las etapas más importantes del desarrollo cerebral del niño, generalmente durante los últimos meses del embarazo y hasta los primeros 2 o 3 años de vida.
• La lesión afecta los centros cerebrales que controlan el movimiento.
• La lesión no es progresiva, una vez que se produce, no avanza ni se agrava.
• La lesión no desaparece ni desaparece, pero su manifestación si puede modificarse.
• La causa que produce la lesión es variada.
• Además del trastorno del movimiento suele acompañarse de otros problemas no menos importantes como: alteraciones en la visión, audición, comprensión, atención, convulsiones, etc.
Más de la mitad de los niños que tienen parálisis cerebral, manifiestan su problema por "rigidez o tensión “en los músculos del cuerpo, por lo que adoptan posturas anormales que mantienen sus brazos y piernas doblados o flexionados sobre el cuerpo, o rectos y extendidos. Esta "rigidez", recibe el nombre de "Espasticidad".
Otro grupo de niños (1 de cada 4) manifiestan su problema por debilidad o flacidez en algunas posiciones y dureza o rigidez en otras, además de presentar problemas involuntarios con incoordinación muscular al intentar mover alguna parte de su cuerpo. Esta incoordinación recibe el nombre de "Atetósis".
Finalmente un menor número de niños manifiestan sus problema por dificultad para mantener el equilibrio en diferentes posiciones; el problema es acompañado de una marcha inestable o titubeante, ésta "inestabilidad" recibe el nombre de "Ataxia".
• La lesión ocurre en las etapas más importantes del desarrollo cerebral del niño, generalmente durante los últimos meses del embarazo y hasta los primeros 2 o 3 años de vida.
• La lesión afecta los centros cerebrales que controlan el movimiento.
• La lesión no es progresiva, una vez que se produce, no avanza ni se agrava.
• La lesión no desaparece ni desaparece, pero su manifestación si puede modificarse.
• La causa que produce la lesión es variada.
• Además del trastorno del movimiento suele acompañarse de otros problemas no menos importantes como: alteraciones en la visión, audición, comprensión, atención, convulsiones, etc.
Más de la mitad de los niños que tienen parálisis cerebral, manifiestan su problema por "rigidez o tensión “en los músculos del cuerpo, por lo que adoptan posturas anormales que mantienen sus brazos y piernas doblados o flexionados sobre el cuerpo, o rectos y extendidos. Esta "rigidez", recibe el nombre de "Espasticidad".
Otro grupo de niños (1 de cada 4) manifiestan su problema por debilidad o flacidez en algunas posiciones y dureza o rigidez en otras, además de presentar problemas involuntarios con incoordinación muscular al intentar mover alguna parte de su cuerpo. Esta incoordinación recibe el nombre de "Atetósis".
Finalmente un menor número de niños manifiestan sus problema por dificultad para mantener el equilibrio en diferentes posiciones; el problema es acompañado de una marcha inestable o titubeante, ésta "inestabilidad" recibe el nombre de "Ataxia".
2.- Causas
durante el nacimiento
• Niños prematuros.
• Bajo peso al nacer.
• Falta de oxígeno en el cerebro durante el nacimiento.
• Complicaciones durante el parto.
• Mal uso y aplicación de instrumentos (fórceps).
• Placenta previa ó desprendimiento de la placenta.
• Parto prolongado y/o difícil.
• Asfixia por circulares de cordón umbilical al cuello.
• Cianosis al nacer. (Coloración oscura de la piel).
• Introducción de líquido en las vías respiratorias.
• Partos múltiples. (Gemelos, trillizos).
• Puntuación Apgar baja.(Puntuación que valora el estado de salud del bebé al nacimiento), etc.
3.- Causas después del nacimiento
• Golpes en la cabeza.
• Infecciones del sistema nervioso (Meningitis, Encefalitis).
• Intoxicaciones (con plomo, arsénico).
• Epilepsia (Convulsiones).
• Fiebres altas con convulsiones.
• Accidentes por descargas eléctricas.
• Lesión del sistema nervioso por falta de oxígeno.
TRASTORNOS MOTORES
Los trastornos
motores se producen cuando se afecta la vía motora, que comienza en la corteza
cerebral prerrolándica, donde se ubican las neuronas motoras cerebrales. Sigue
por la vía piramidal, con importante participación del sistema extrapiramidal y
cerebelo y concluye en la unidad motora que comprende la motoneurona del asta
anterior de la médula, el nervio periférico, la unión neuromuscular
y el músculo.
El problema es más complejo en el
niño, especialmente el lactante que tiene un sistema nervioso inmaduro,
expresado por la incompleta mielinización de su vía piramidal (se logra a los 2
–3 años) lo que hace que la actividad motora sea un proceso dinámico, de cambio
permanente.
El niño sigue su desarrollo motor progresivo según hitos:
sostén cefálico, bipedestación, marcha, etc.
Cuando un niño tiene un retardo motor, hay que
diferenciar entre retraso y pérdida de funciones ya adquiridas, es decir
regresión psicomotriz.
La pérdida de funciones motoras adquiridas, puede ser consecuencia de
una noxa postnatal (hipoxia-isquemia, meningitis, etc.) que puede provocar daño
cerebral no progresivo de diversa magnitud, o ser causada por una
enfermedad degenerativa del SNC, en cuyo caso se observa pérdida progresiva de
los hitos del desarrollo
TRASTORNO DE LA EXPRESION ESCRITA
No se ha realizado ningún estudio para determinar qué tan común es este
trastorno; sin embargo, algunos piensan que es tan frecuente como los
trastornos de lectura y aprendizaje.
El trastorno aparece solo o junto con otros problemas de aprendizaje,
tales como:
- Trastorno
de la coordinación del desarrollo
- Trastornos del lenguaje expresivo
- Trastorno
de las matemáticas
- Trastorno
de lectura
Síntomas
- Errores en gramática y puntuación
- Escritura deficiente
- Ortografía deficiente
- Escritura de organización pobre
Deben descartarse otras causas de las dificultades de aprendizaje antes
de que se pueda confirmar el diagnóstico. La educación de recuperación es el
mejor enfoque para este tipo de trastorno.El grado de recuperación depende de
la severidad del trastorno. Frecuentemente se observa una marcada mejoría
después del tratamiento.
- Problemas de aprendizaje
- Autoestima baja
- Problemas de socialización
Los padres que estén preocupados por la habilidad lingüística de su hijo
deben solicitar evaluaciones por parte de profesionales en educación.
TRASTORNO
DE LA COMUNICACIÓN
los trastornos de la comunicación son trastornos del discurso y del
lenguaje que se refiere a problemas en la comunicación y áreas relacionadas,
como la función motora oral. Los retrasos y trastornos pueden ir desde la
sustitución de sonidos simples a la incapacidad de comprender o utilizar su lengua
materna.
Criterios diagnósticos
Los trastornos de la
comunicación generalmente se diagnostican en la infancia o la adolescencia,
aunque pueden persistir hasta la edad adulta (DSM-IV-TR, Rapoport DSM-IV Guía
de Capacitación para el diagnóstico de trastornos de la infancia). También
puede ocurrir con otros trastornos.
El diagnóstico implica la
prueba y evaluación durante el cual se determina si los resultados o
rendimiento son "sustancialmente inferior" a las expectativas de
desarrollo y si "significativamente" interfieren el rendimiento
académico, las interacciones sociales y la vida diaria. Esta evaluación también
puede determinar si la característica es desviada o retrasada. Por lo tanto,
puede ser posible que una persona tenga problemas de comunicación, pero no
cumplen con los criterios del DSM de ser "sustancialmente inferiores"
(DSM IV-TR).
También hay que señalar
que las categorías del DSM no constituyen una lista completa de todos los
trastornos de la comunicación, por ejemplo, desórdenes del procesamiento
auditivo (ASD) no se clasifican en el DSM o CIE-10.
Trastornos de la comunicación (DSM-IV)
·
Trastorno
del lenguaje expresivo: caracterizado por
la dificultad para expresarse más allá de oraciones simples y un vocabulario
limitado.
·
Trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo: problemas para comprender los demandas de los demás.
·
Tartamudeo: un
trastorno del habla caracterizado por una ruptura en la fluidez, en donde los
sonidos, sílabas o palabras puede ser repetida o prolongada.
·
Trastorno fonológico: errores de la producción, utilización, representación u
organización de los sonidos tales como sustituciones de un sonido por otro
(utilización del sonido /t/ en lugar de /k/ u omisiones de sonidos tales como
consonantes finales).
·
Trastorno de la comunicación no especificado: en la que los
trastornos dentro de la categoría no cumplen con los criterios específicos para
la enfermedad mencionados anteriormente
TRASTORNO GLOBAL
DEL APRENDIZAJE
Los Trastornos específicos del desarrollo del
aprendizaje escolar constituyen un conjunto de problemas que interfieren
significativamente en el rendimiento en la escuela, dificultando el adecuado
progreso del niño y la consecución de las metas marcadas en los distintos
planes educativos.
A pesar de que suelen presentarse conjuntamente con alteraciones en el funcionamiento del sistema nervioso central, no son el resultado de un retraso mental asociado, de una privación sensorial o de un trastorno emocional grave. Por el contrario, estos trastornos surgen de alteraciones de los procesos cognoscitivos. Es probable que exista alguna alteración biológica secundaria, sin embargo, lo que los caracteriza es que el déficit se plantea en un área muy concreta. Los más habituales son los que hacen referencia a la adquisición de la lectura (dislexia), a la escritura o al cálculo.
Estas alteraciones son mucho más frecuentes en niños que en niñas y hay que advertir que suelen pasar desapercibidas en un primer momento ya que los niños, como se ha apuntado, no tan sólo no presentan problemas en otras áreas sino que su rendimiento en ellas puede ser superior a la media.
La O.M.S. especifica que para efectuar el diagnostico deben existir déficits específicos del rendimiento escolar, pero éstos no serán consecuencia de problemas neurológicos importantes, discapacidad visual o auditiva sin corregir, retraso mental o alteraciones emocionales.
Lo que sí suele producirse, es que este tipo de déficits específicos, estén acompañados de otros trastornos del habla o lenguaje e incluso de conducta (p.e. Trastorno Déficit Atención con Hiperactividad), así como problemas emocionales secundarios y alteraciones en la dinámica familiar.
No hay que confundir los Trastornos específicos del Aprendizaje con los Trastornos Generalizados del Desarrollo. Los primeros hacen referencia a problemas delimitados a áreas concretas (lectura, cálculo, etc.), no presentando el niño déficits significativos en las otras áreas. Mientras que los segundos (T.G.D.) se utilizan para designar a problemas que pueden ser severos y afectan a todas las áreas del desarrollo infantil (conductual, comunicativa, cognitiva, social, etc.).
A pesar de que suelen presentarse conjuntamente con alteraciones en el funcionamiento del sistema nervioso central, no son el resultado de un retraso mental asociado, de una privación sensorial o de un trastorno emocional grave. Por el contrario, estos trastornos surgen de alteraciones de los procesos cognoscitivos. Es probable que exista alguna alteración biológica secundaria, sin embargo, lo que los caracteriza es que el déficit se plantea en un área muy concreta. Los más habituales son los que hacen referencia a la adquisición de la lectura (dislexia), a la escritura o al cálculo.
Estas alteraciones son mucho más frecuentes en niños que en niñas y hay que advertir que suelen pasar desapercibidas en un primer momento ya que los niños, como se ha apuntado, no tan sólo no presentan problemas en otras áreas sino que su rendimiento en ellas puede ser superior a la media.
La O.M.S. especifica que para efectuar el diagnostico deben existir déficits específicos del rendimiento escolar, pero éstos no serán consecuencia de problemas neurológicos importantes, discapacidad visual o auditiva sin corregir, retraso mental o alteraciones emocionales.
Lo que sí suele producirse, es que este tipo de déficits específicos, estén acompañados de otros trastornos del habla o lenguaje e incluso de conducta (p.e. Trastorno Déficit Atención con Hiperactividad), así como problemas emocionales secundarios y alteraciones en la dinámica familiar.
No hay que confundir los Trastornos específicos del Aprendizaje con los Trastornos Generalizados del Desarrollo. Los primeros hacen referencia a problemas delimitados a áreas concretas (lectura, cálculo, etc.), no presentando el niño déficits significativos en las otras áreas. Mientras que los segundos (T.G.D.) se utilizan para designar a problemas que pueden ser severos y afectan a todas las áreas del desarrollo infantil (conductual, comunicativa, cognitiva, social, etc.).
2-
Características Generales
Las características generales que se observan
en niños que presentan trastornos específicos del desarrollo del aprendizaje
escolar los podemos dividir en:
1- Trastornos de la actividad motora: hiperactividad, hipoactividad, falta de coordinación.
2- Trastornos de la percepción
3- Trastornos de la emotividad.
4- Trastornos en la simbolización o decodificación (receptivo-auditivo y receptivo-visual) y expresiva o codificación (expresivo-vocal y expresivo-motora).
5- Trastornos en la atención: atención insuficiente y atención excesiva.
No debe entenderse que todos los niños deben presentar todas estas características, sino que en mayor o menor grado suelen estar presentes en este tipo de trastornos.
1- Trastornos de la actividad motora: hiperactividad, hipoactividad, falta de coordinación.
2- Trastornos de la percepción
3- Trastornos de la emotividad.
4- Trastornos en la simbolización o decodificación (receptivo-auditivo y receptivo-visual) y expresiva o codificación (expresivo-vocal y expresivo-motora).
5- Trastornos en la atención: atención insuficiente y atención excesiva.
No debe entenderse que todos los niños deben presentar todas estas características, sino que en mayor o menor grado suelen estar presentes en este tipo de trastornos.
TRASTORNO POR
DEFECIT DE ATENCION E HIPERACTIVIDAD
trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un síndrome conductual. Es un trastorno muy prevalente que, según
estimaciones, afecta entre un 5% y un 10% de la población infanto-juvenil, siendo unas 3 veces más frecuente en
varones. Se han demostrado
diferencias entre diversas áreas geográficas, grupos culturales o niveles
socioeconómicos. Representa entre el 20% y el 40% de las consultas en los
servicios de psiquiatría infanto-juvenil.
Se trata de un trastorno
del comportamiento caracterizado por distracción moderada a grave,
períodos de atención breve, inquietud motora, inestabilidad emocional y
conductas impulsivas. Tiene una respuesta muy alta al tratamiento, aunque se
acompaña de altas tasas decomorbilidad psiquiátrica.
Según el Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV): «Habitualmente, los síntomas empeoran en las
situaciones que exigen una atención o un esfuerzo mental sostenidos o que
carecen de atractivo o novedad intrínsecos (p. ej., escuchar al maestro en
clase, hacer los deberes, escuchar o leer textos largos que no son de sus
gustos, o trabajar en tareas monótonas o repetitivas)». Este «trastorno» se
identificó primero en la edad infantil. Sin embargo, a medida que mejor se
comprendía, se fue reconociendo su carácter crónico, ya que persiste y se manifiesta hasta después de la
adolescencia (es difícil modificar comportamientos que ya están tan arraigados
si antes no ha habido pautas correctoras de crianza). Los estudios de
seguimiento a largo plazo han demostrado que entre el 60% y el 75% de los niños
con TDAH continúa presentando los síntomas hasta su edad adulta.
Históricamente, este
trastorno ha recibido distintas caracterizaciones e innumerables denominaciones,
lo que dificulta las consultas de la literatura especializada (ver cuadro). Cabe agregar que la sigla inglesa ADHD (Attention-Deficit Hyperactivity Disorder) se usa ampliamente
para referirse a este síndrome.
TRASTORNO DEL
ESPECTRO AUTISTA (TEA)
El espectro autista (o también espectro autístico) es un
conjunto de síndromes del desarrollo y el comportamiento que resultan de
ciertas combinaciones de rasgos autistas. Aunque
estos rasgos se pueden distribuir normalmente en la población, algunos
individuos heredan o manifiestan más rasgos autistas. En la parte más baja y
más grave del espectro se encuentra el autismode bajo funcionamiento o autismo
de Kanner, que se caracteriza por
profundas discapacidades en varias áreas. En la parte más alta (y por lo tanto,
menos grave) del espectro nos encontramos con el autismo de
alto funcionamiento y el Síndrome de Asperger.
Para tener en cuenta: El
"Espectro Autista" no es una enfermedad. una enfermedad puede, con un
tratamiento "mejorarse" o curarse en otras palabras. Estas personas tienen
un coeficiente intelectual y una manera de ver diferente el mundo, en su
cerebro su mente logra ver todo de manera diferente son estructurados, tienen
rutinas, algunos hablan, otros no, algunos poco.Es decir esto es una
discapacidad. y cada niño de estos es un ser especial . El tratamiento que
puede llevarse a cabo es "psicología temprana" desde los primeros
años, al detectarse el Autismo o Síndrome, ayudando al niño a que avance en su
vida teniendo acciones similares al resto de los "neurotipicos". pero
no es algo que tenga solución o se "arregle". hay que aprender a
vivir con ellos. ayudar a la sociedad a comprender a estas personas. pero
reitero. no es una enfermedad.
Las características por
las que podemos reconocer a un niño autista son variadas, pues como ya dijimos
anteriormente, es un síndrome (conjunto de anomalías) y no es una enfermedad.
Se considera que una persona es autista si tiene o ha tenido en alguna etapa de
su vida, cuando menos siete de las siguientes características:
· Lenguaje nulo, limitado
o lo tenía y dejó de hablar.
· Ecolalia, repite lo
mismo o lo que oye (frases o palabras).
· Parece sordo, no se
inmuta con los sonidos.
· Obsesión por los
objetos, por ejemplo, le gusta traer en la mano un montón de lápices o cepillos
sin razón alguna.
· No tiene interés por los
juguetes o no los usa adecuadamente.
· Apila los objetos o
tiende a ponerlos en línea.
· No ve a los ojos, evita
cualquier contacto visual.
· No juega ni socializa
con los demás niños.
· No responde a su nombre.
· No obedece ni sigue
instrucciones.
· Pide las cosas tomando
la mano de alguien y dirigiéndola a lo que desea.
· Evita el contacto
físico. No le gusta que lo toquen o carguen.
· Aleteo de manos (como si
intentara volar) en forma rítmica y constante.
· Gira o se mece sobre sí
mismo.
· Se queda quieto
observando un punto como si estuviera hipnotizado.
· Camina de puntitas (como
ballet).
· No soporta ciertos
sonidos o luces (por ejemplo, la licuadora o el microondas).
· Hiperactivo (muy
inquieto) o extremo pasivo (demasiado quieto).
· Agresividad y/o auto
agresividad (se golpea a sí mismo).
· Obsesión por el orden y
la rutina, no soporta los cambios.
· Se enoja mucho y hace
rabietas sin razón aparente o porque no obtuvo algo.
· Se ríe sin razón
aparente (como si viera fantasmas).
· Comportamiento
repetitivo, es decir, tiende a repetir un patrón una y otra vez en forma
constante.
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